Soneto.
“Es la vida quien declama versos”.
1
Etéreo cielo bordado de los sueños
Cual hojarasca, rodando seco el silencio,
Con manos al empíreo, el es benévolo,
Sin ecos cuantas veces los desvelos.
2
Detrás de mi ventana y sin invitarla
Testigo, ella de mi rubor en llamaradas
Revolcados mis cabellos por sus manos,
Llenándome de poesías el alma.
3
Me vi desnuda, desnudando sueños,
Unos de ajenjo y otros de bellos risos
Inmutables mis impulsos para ocultarlos.
4
En crepúsculo quizás, de una luz dorada;
¿-Es soledad quizás, suelta en las memorias?
“Es la vida quien declama versos”,