Río Que flota

La eternidad del olvido

¡Pobre muchacho!, no le interesa salir al mundo de la realidad, sólo le importa amar a sus rosas de color verde y cuidarlas y tener sexo con ellas, y destruír su guitarra negra, negra como sus uñas y como su barba.

No le importa sentir la presión de la perfección, sólo le importa tener sexo con sus rosas mientras declara su amor al universo, o cómo él dice - amo a la hoguera de la cual soy la chispa más apagada...-. Y al concluír con las declaraciones matriarcales dice saber mis secretos. Y en seguida lo dice de nuevo - amo a la hoguera de la cual soy la chispa más apagada y tú la más encendida, y algún día tú y yo formaremos la chispa perfecta mientras regresamos a nuestro origen, la hoguera.

¡Pobre muchacho!, ahora es una chispa perdida... Perdida entre varios recuerdos no recordados... Perdida volando en círculos... Perdida en el infinito, y encontrada por la inmortalidad. Cuanto deseo su oscuridad capaz de pasar desapersibida por la mortal hoguera. Cuanto deseo apagar mi fogocidad. Tal vez tiene razón él y yo formaremos la chispa perfecta, una chispa capaz de encontrarse y perderse cuando quisiera. Una chispa neutra que permanezca más tiempo en la realidad para luego perderse entre el fuego eterno... Nuestro amado universo... La amada hoguera... La eternidad del olvido...