Gonzalo Perez Alarcon

LA VIDA DE PAYASO

No le dije a nadie
que me había quedado sin trabajo,
ni siquiera a mi mujer,
ni a mis hijos,
salía a buscarlo en secreto,
y lo único que encontré,
es la profesión de payaso.
Soy el bufón de la fantasía
con una sonrisa desnuda
en mi silencio gravitacional,
soy el lenguaje del hazmerreír
en mis horizontes mojados de mi constraste,
de la cara triste y de la cara sonriente.
Lágrimas escurren por mi rostro
cada vez que me acordaba de atenazar
el maletín de los disfraces,
el maquillaje sacaba una sombra
en mi silueta de amor.
Veo todo tipo de gente
y las veo también triste,
parece que es el pasmar de mi ser,
comienza la presentación,
todos ríen,
me aplauden,
pero cuando me alejo, quedo en la estaca cero.
Pasaba una película en el sentido despectivo
de la sonrisa simulada,
penas a camuflar,
pero si yo, el caricato, pudiera musitar
y expresarme mis sinsabores
hasta los sentimientos más pétreos podrían conmigo llorar.
Regreso a mi hogar, ya sin mi vestimienta,
abrazo a mi mujer, a mis hijos;
entro en mi habitación para meditar
mis alas rotas. Llora la noche.
Mi almohada es mi mejor compañera,
en esa hora del revuelo,
mi relámpago triste solloza,
cuando el mañana es el reflejo de hoy.
Doy un respiro en el encanto del amanecer,
veo las calles solitarias como el destello de mi coexistir,
y mis ademanes es solo la máscara de la vida de payaso,
sabiendo el caminar de mi silencio...

GONZALO PEREZ ALARCON