REDONDILLAS
Un enfermo llora triste
su amarga agonía, obscura,
es ya mucha su amargura,
ya no come ni se viste.
Su rostro parece máscara,
metido entre la basura
y rebusca con locura,
para comerse una cáscara.
Para saciar esa hambruna
el anciano mendigaba,
por si alguno algo le daba
él sentía una gran fortuna.
Solo vive del recuero
ya no tiene compañera,
olvidó de cuando fuera
casado más joven cuerdo.
Su pecho estaba sangrando,
se quedó solo, sin trono,
pobrecito en abandono.
Ven ¡le dice a Dios! llorando.
Dr. Rafael Mérida Cruz-Lascano
“Hombre de Maíz, 2009”
Guatemala C. A.