Despiertame mi diosa con tu ebra de sed y poesia,
Ya nada hay que tus manos no puedan calmar sino
Las olas enfurecidas de mi sangre en tinieblas,
Esa obscuridad que se derrama sobre mi en torrentes de espejos
Y me prende con sus fuegos en las sombras de la noche.
Tu que me impones el fugor de tu fuerza y belleza
En la nave redentora que naviga con tu viento,
Dime que acariciare las largas curvas de tu cielo
Y la llama audaz de tu iris resplandido.
Ahora llevame al intimo canto de las olas de tu vuelo
Y dame la luz del fugaz paraiso de tus pechos.
Despiertame con tu cuerpo en una orgullosa centella,
Pronunciame renacido en tus tierras y tus mares,
Enciendeme con el vino de tu boca y el sabor de tus labios,
Enganame, distraeme, hartame con tu carne y tus huesos,
Acabame, consumeme como el hielo y el fuego y el olvido,
Estallame como un rayo y una flor de primavera,
Encierrame en tus cuarteles, arrojame, provocame,
Cierrame, abreme con miles de llaves y cerrojos,
Gritame, agotame, inchame, revientame, enluceme,
Desnudame de mi angustia, despojame de mi veneno,
Siembrame, cultivame bajo la piel de tu tierra,
Adorname en silencio con tus aguas y abonos.
Despiertame, amame, despreciame, escupeme,
Apagame con la gloria de tus aguas y tormentas,
Inflamame, confirmame, concibeme, floreceme,
Llevame con las alas de tus vientos aventurados,
Envenename con tus mojados labios de nacar y de oro,
Abrasame con el fiel flotando aire de tu cuerpo,
Ayudame con tu eco fugaz y tu anhelo inmortal,
Fluyeme entre tus manos hechas de llamas y cenizas,
Hazme a tu imagen, poderosa diosa invisible,
Confiesame, confirmame, confiname, liberame,
Recreame, destierrame, bebeme, tragame,
Edificame con el intimo canto de tu corteza y ternura.
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