El planeta insiste:
lo que pesa no son los años
son las gentes
ahogan a un árbol
en las entrañas
del mundo
y prentenden cubrir
su silueta cremada
con veinte brazos nuevos
o con balconcitos modernos. Estamos sentados
sobre cadáveres verdes
que ya no soplan,
y están quietos
como pájaros suicidas.
Quiero desterrar el pasado
y salgo con el pecho lleno de tierra,
turbulento por polvos rancios.
El tiempo es un río irreversible
no tiene historia
y se alimenta de los años
que se nos escapan de las mangas.