NOCHE DE ESTIO
Noche de estío. Iluminada.
La brisa parece devolverme
la cálida mano de mi madre
acariciándome desde lejos
a través del camino del tiempo.
Bellas, las estrellas parpadéan
desde el límpido rostro del cielo.
Los planetas, imperturbables
y fijos, sin pestañar las miran.
La sombra de ramos florecidas
como niñas juegan en el suelo.
Paciente, detrás del horizonte,
la luz de la madrugada espera.