Maria L. Vazquez

Noche de Estío

      NOCHE DE ESTIO

Noche de estío. Iluminada.

La brisa parece devolverme

la cálida mano de mi madre

acariciándome desde lejos

a través del camino del tiempo.

Bellas, las estrellas parpadéan

desde el límpido rostro del cielo.

Los planetas, imperturbables

y fijos, sin pestañar las miran.

La sombra de ramos florecidas

como niñas juegan en el suelo.

Paciente, detrás del horizonte,

la luz de la madrugada espera.