Nosotros dos éramos las risas que son propias del verano
éramos niños jugando a soñar con ser grandes
Tú eras hermoso, delgado, con ojos de dátiles
tu sonrisa escondida, tu dulces insinuaciones,
yo me reía contigo y el mundo parecía esfumarse.
Y nuestros corazones eran estrelllas cuya distancia
no necesitaba medirse con un astrolabio
estábamos allí orbitando entre poemas y notas,
los chistes, las flores, los mensajes, las miradas.
Hoy han pasado tantos años de ese amor pueril,
ya no tiemblo como aquella vez al darte la mano,
tu corazón y el mío con el tiempo cambiaron
ahora sí usaríamos el astrolabio para medir
cada gesto, cada mirada, cada sentimiento.
Yo no pude terminar de decirte cuánto y cómo te quise
bajo el disfraz de una amistad nos fuimos perdiendo.
Hoy mis hijos no son tuyos, no son tuyos mis amaneceres.
No compartimos la cama, ni un éxtasis, ni la vida,
y eso que en el alma deseábamos que fuera eso y más.
Ni tú, ni yo sabremos cómo y cuánto nos transformamos
tú te quedaste con esos poemas que escribí para ti,
tan llenos de ganas de permanecer a tu lado,
y yo me quedé con las conversaciones y sorpresas,
tu inteligencia seductora, tu dulzura imprevista,
qué sería que tenías, que veías en mí lo que yo no podía,
qué sería que despertaba en ti esa necesidad de buscarme,
y en mí la valentía de rendirme a la necesidad de encontrarte.
Con el tiempo y el camino se separaron nuestros pasos,
pero aquí en mi corazón está siempre ese último abrazo
en el que me guardé tu calor y tus recomendaciones, por las que
no eres más, ni eres menos que sencillamente inolvidable.
- Mis Sentimientos