Había nacido de lo mas puro de la naturaleza,
bañada por la tenue luz,
en un profundo bosque.
Creció como una bella dama,
vestía de hojas finas,
envuelta en flores de las más delicadas.
Su piel era morena
y sus labios escarlata,
vestía a veces de verde,
otras de dulce agua.
Le gustaba el rió,
bañarse con las estrellas como únicos testigos,
rociaba el agua sobre su pecho,
que sin dudarlo escribían sobre el,
bordeaban sus rozados pezones,
y como manantiales se perdían en su ser.
Se perfumaba de cerezos, y su cabello lo recogía con suavidad,
acariciaba su piel y su cuerpo,
sus manos descubrían sus voluminosas piernas,
firmes para andar, pero delicadas al amar
sus caderas eran anchas y cincelada su cintura.
Era la dama mas bella,
que muchos querían tocar,
pero al igual que la naturaleza,
su piel era prohibida
aunque solo uno...
dibujo su cuerpo en la tentación.