Rosa Baladron Rodriguez

EL NAUFRAGIO

 

Dicen que cuando naufragas

y tocas el fondo del mar,

la inercia te empuja hacia arriba

y a la superficie te vuelve a sacar.

Yo me abandoné al océano,

sus aguas me acariciaban

y flotaba entre las olas,

las estrellas por corona.

Mar adentro, mar adentro,

muy profundo era el océano,

muy honda la soledad,

la fuerza de la corriente

me arrastraba hacia adelante.

Pero un día la tormenta,

se convirtió en gran marea,

hundiéndome en el abismo

de su blanca arena,

tan fría como mis penas

y ya no hay fuerza, ni inercia,

ni existe ley natural,

que me saque a flote,

ni me haga remontar.

Hay Dios, qué desolación!

ni palabras de bondad,

ni actos llenos de amor,

pueden salvarme ya,

de estas aguas tristes separar.

Estoy clavada en un ancla,

con hierro negro forjada,

en el fondo de mis entrañas.

sujeta con siete cadenas,

muy pesadas y gruesas.

Las rompo con mi fuerza interior,

con fe, esperanza y amor.

camino en las aguas de la Liberación.