A corazòn lleno quisiste florecer,
y como rosa pùrpura de terciopelo, emerger.
Mas la lonja cruel, de largas pùas armada
clavò en tu ser, espìna envenenada.
Desde entonces con tu angustia a solas,
añoras los profundos mares y sus olas;
como una estatua muda,
de piè sola y desnuda,
surcada asì por las sombras,
pasan tus dìas como alondras.
Recupèrate un instante: tienes alma,
que solloza muda y no se calma;
y a Dios ruègale por norma,
como ùnico refugio de tu alma.