Pasa el tiempo y en vano,
espero recibir una sonrisa,
un te extraño...
Y en la fría espera,
se congela ese anhelo
que ha nacido y se esconde
en lo más recóndito de un te quiero...
Se muere la fe y la esperanza
de ver florecer un sentimiento
que de calor a este corazón,
impregnado de deseos.
¡No me pidas paciencia!
¡No me pidas cordura!
No me pidas, que no raye en la locura,
pues mi alma anhelante,
tan solo desea brindarte,
un poco de mi ternura...
¡Ven!
Y piérdete conmigo,
que en medio de este vacío,
nos llenaremos de besos,
y en nuestra piel candente,
sentiremos que hemos nacido de nuevo...
Ven y piérdete en mis besos...
Piérdete en el sendero de mis anhelos...
Que en mi piel, tan solo encontrarás,
un mil te quieros...