walberto campos

¡¡Dime, mago celestial!!

Tranquilo silencio que no quiero interrumpir

ni en el más hermoso amanecer;

¡¿cómo es posible que un frío atardecer

quiera en mi largo sueño irrumpir?!

 

Mago celestial de pensamientos abiertos,

que permites formarse olas en el mar;

¡¿cómo es que será posible amar

allá en el valle de los muertos?!

 

Dime, mago, que a mi antojo me dejas

buscar como loco un incierto destino

y a veces tu mano no me echas.

 

Que no quiero batir un récord de quejas

por lo que del infinito cielo no vino

a caer en mis épocas derechas.