Cavilante... de la duda en los portales,
me asomo precavido, buscando tu boca
que hùmeda...lo confieso, me provoca,
llevándome a paraísos celestiales.
El vaivén de tus ojos que sin ver,
manifiestan lo frío de la escarcha,
y lo claro de la luna que borracha,
nos ofrece su mundo... sin querer.
Nos agita el sentimiento y la pasión
que aflora a borbotones sin control,
o miénteme si todo es alucinación,
O que todo es producto de mi locura,
y si así fuera, ¡que bonita sensación!
porque te adoro, ¡bellísima criatura!
Por: Alejandro O. de León Soto
Tijuana, BCN., MEXICO, Nov.16/13