Contando los lánguidos latidos
reloj de arena desvanecida,
cada pizca pellizca mi ya tan adolorido anhelo
de algún día coincidir con tu presencia...
Los granos desganados en gotas cristalinas
empapando mis arduos deseos de tu faz mirar
antes del café, después de la aurora...
al el día por fin poder alumbrar...
Ocasos cubren la tarde en una inmensa maraña
de turbios, aturdidos sentimientos encontrados...
Te has marchado sin la puerta cerrar,
y hoy mi alma te extraña en su absurda cotidianidad...
Preciados paisajes que nunca pintamos deslían
al tiempo que avivan en un canvas de nostalgia construída...
Argénteos destellos mutando a mates en paleta de difunta caída...
que las veinticuatro en su tiempo transformaron...
En efecto fénix su lugar reclama
aunque la llama de su tristeza fundida cera derrama...
En ademán de final de la historia subliminal,
cómplice el opaco y el brillo conservan...
En mí impregnados seguirán en su constante incoherencia,
en su opuesta huella cerebral de dentritas en discordia, con- ciencia,
batallas neuronales... reloj en tregua al tratar la calma encontrar...
Copyright© 2013 Rocío Vega-Ponce