Casi nunca adentré en aquel pensamiento,
Tenía miedo, si, miedo
De destruir a todo lo que ame,
Que la mirada de tus ojos fuera distinta,
Tus besos ya negros como la cruda tinta.
Nuestras mariposas, ya hecha polvo me rodearan.
Indefenso y lleno de pavor.
Abro las ventana encontrándome la realidad,
y miro, yo alguien y tú otra,
una desconocida entre el humo espeso
una silueta irreconocible a través de los espejos
una vaga sombra de un recuerdo.
Dos mariposas ciegas rozándose en el cielo...