Aquella tarde, solo estábamos los dos
Tú, con la mirada en el vacio
Y yo, viendo el cielo imponente,
Sin importar lo que dijera la gente
Te dejaste caer en los brazos míos
Para abrigar tu cuerpo del frío
Acaricie tu rostro con delicadez
Te di un beso y ese beso fue,
Más intenso que el sol del verano
Más profundo que el azul del océano
Y más terso que la tela de seda
Y más suave que la brisa en la alameda
Todo esto ocurrió en un lugar
Que solo tú y yo conocemos
Y que nadie va ha encontrar
Porque aunque lejano parezca
Nosotros dos sabemos
Que siempre cerca va a estar.