Caminando, y en cada uno
de mis rítmicos pasos,
llevo mi interna alegría
de saber que eres mía.
Caminar, y tener la sensación
que volara...
¡Es tal mi emoción
y mi felicidad!
que siento la necesidad,
por momentos,
de derramar lágrimas,
pero las del placer
de sentirme, tan
pero tan feliz.
Desconozco mi espíritu,
muy acostumbrado
a sentir pesares.
Hoy me digo:
¡Fuera mis tristezas,
fuera soledad,
que tantas veces he sentido
y amargado mis días!
Caminando voy
con pasos firmes y decididos...
eliminando de mi alma
las angustias.
Es porque te llevo
como nunca en mi alma,
amada... tú me estás impulsando
a esta enorme felicidad
de vivir... aunque algunas ñañas
físicas sienta...
esperar... saber esperar el mañana...
y si existiese una contradicción
a mi fe, trataré de sobrellevarla...
porque existes en mi alma.
Canto canciones inventadas,
letras que afloran
desde mi alma enamorada...
¿cómo he podido aceptar
amargar mi existencia
ante los infortunios vividos?
¡Debo y deseo eliminarlos...
aunque los lleve enquistados
en mi piel!...
Caminando voy...
y en cada paso,
el latir de mi corazón,
late sintiendo confianza
y optimismo en la vida.
Hoy trato de apagar mis penas,
quiero hacer del hoy,
un distinto día de mi vida...
Quiero recuperar la alegría
y el optimismo que antes poseía...
Hoy siento en mi alma presencias...
ellas no existen...
¡pero no me importa,
amo... y sabiéndote
en mi vida, he de ser feliz...
aunque tenga que llorar
las lágrimas de los imposibles!...
Derechos reservados del autor (Hugo Emilio Ocanto - 18/11/2013)