Clamé al cielo y no me oyó
Líbrame de este calvario
¿Por qué no me escuchas, dios,
o de mi me has olvidado?
Hoy te suplico prestes toda tu atención a los clamores,
escucha raudo cómo retumban los tambores y timbales,
cómo los parias del mundo proclaman sus temores,
cómo lanzan al viento sus lamentos y sus ayes.
Son ecos de los pobres que nacen ya con esperanzas muertas,
-carentes de derechos, desnudos de ilusiones, seres sin alma-,
presos de calamidades, sangrantes, lacerados en sus carnes abiertas,
con un presente de sufrimientos, de carencias y de lágrimas.
Directamente expulsados a ese estercolero, vivos sin vida,
en el que las aves carroñeras, siempre al acecho, se preparan.
Ectoplasmas inermes, sombras molestas, masa dormida.
¡Atentos,que ya se están preparando las pirañas!
¡Qué significado tiene el derecho a la libertad, sin alimentos!,
o sin nada que llevarse a la boca, ¡democracia!,
Sólo son tristes cantos a la muerte, chistes cruentos,
¡cuántas mentiras, falsos argumentos y falacias!
Humildes, silenciosos, lánguidos vagan los oprimidos,
cansados y somnolientos por este mundo ignorados,
sometidos, infelices, sufridores y afligidos,
maltratados, apaleados , desesperados y humillados.
¡Quién prestará atención a estos seres desvalidos
que en su silencio obligado se quedaron sin palabras!
Excluidos, los mismos abandonados y relegados al olvido,
sólo son bultos sospechosos o míseros fantasmas.