Si se puede. Si aislamos los oídos, si no miramos aires de desprecio, si queremos con la fuerza inmensa que el corazón tiene, coger como en la vendimia, las uvas y ponerlas en el cesto de lo que deseamos. Tenemos nuestra vida.
Si no se entiende mui bien el porqué de actitudes torpes, con calma a pensar cual su causa, llegamos a una conclusión.
No se puede tener la depresión falsa del invierno en las otras estaciones. Nunca dejar que piensen que no nos engañan. Así mientras andan contentes y felices, por nuestra parte disfrutamos de su equivoco.
El mejor momento es cuando cansados de más un día de trabajo e cogidos por lo cansancio, nos metemos entre sabanas, frescas y suaves, en los minutos que se tienen entre quedar dormido, pensar.
Todo se vuelve claro y sabemos cómo hacer y frenar la angustia de nuestra incertidumbre, de tener tantas interrogaciones.
Salir de un labirinto, es difícil, pero con suerte e inteligencia encontramos la salida.
No comentar, no abrir el juego, hacer de cuenta que nos dejamos llevar por falsedades, es lo mejor. Al final haremos lo que queremos y los perjudicados son ellos.
Por veces, sentada en una silla en un cualquier café, siento la presencia de Dios junto a mí, como se estuviera jugando conmigo, con el pensamiento hablo con El. Sin darme cuenta sonrío, es una sensación agradable, que no se puede definir.
Como las mareas, yo vivo, unas veces con olas gigantes, otras sin casi tenerlas. Y como el mar que es donde están, tengo alimento para mi alma. Cuando escribo, no es para quejarme, ni para que digan que soy una infeliz. Al revés es un testimonio de cómo se puede ultrapasar momentos menos buenos e al mismo tiempo estar agradecida a Él por tanta cosa buena que me regala todos los días.
Se ama sufriendo se sufre amando. Se llora con sonrisas mezcladas, todo está junto. Al final en un todo, todo está. Lo que somos.
En la plenitud de lo que es la razón, hablar escribiendo sin tener quien me conteste, es un aprendizaje enorme.
Por veces de tanto que tengo que resolver casi quería ser un pulpo.
Quizá sea bueno, no puedo parar ni olvidar lo que tengo para hacer y donde ir.
Sí lo pienso bien, mi vida es un festival de luces de muchos colores que se mezclan y no me dejan quedar dormida de ojos abiertos.
Por veces digo: “estoy cansada de tantos papeles, cuentas y tanto jaleo”. Al rato ya me siento viva, nueva y a la lucha voy.
Miscelánea de en una paleta de pintor, al final estoy haciendo un cuadro con mil colores.
En la galería del mañana alguien lo verá y a alguien le gustará porque me ha entendido. Y eso ya me llega.
Ama de casa, administradora, contabilista, haciendo de cuenta que soy escritora y poetisa sin poemas, soy en el fondo una mujer casi completa. Arboles ya las he plantado, un libro hice, mal pero lo hice, teniendo amor en mi vida, pan y salud, solo me falta parar el reloj del tiempo para vivir mucho tiempo más.
Porto, 18 de Noviembre de 2013
Carminha Nieves