CUANDO MUERA, NO QUIERO LLANTO, NI FLOREZ
Cuando muera, espero tranquilidad, sin llanto que conmueva
En el silencio de la estancia, sin lágrimas, por quién derramar
Sin pergaminos, ni diplomas, que al fin y al cabo, el viento se lleva
Sin el beso y el abrazo de alguien, que un día, quise amar
Cuando parta, no quiero pésames, ni sufragios morados
Ni flores blancas, ni amarillas, ni papel picado
Sin cortejo fúnebre y en un cajón de esos usados
Espero ver desde arriba, mi cuerpo, allí metido y apretujado
Cuando me haya ido, allí desnudo o con ropa de alquiler
Sin herencias, ni migajas, ni nada que repartir
De limosnas no se hable en vida, que alguien las tendrá que compartir
Con deudas, de esas que ahogan, algún conocido, las podrá diferir
Cuando marche y desande, con rastros que se esfumaron
En los laberintos de la idiosincrasia, esparcidos en la oscuridad
Sin ataduras, ni compromisos, de los delirios que un día acabaron
Y que la parca, borró de un tajo y en penumbras quedó, la libertad
Cuando muera, no quiero letreros, ni mausoleos
Y en hornos que operé un día, arda en llamas, sin miramientos, ni contemplación
Y las cenizas, sean esparcidas en tierra bruta, sin clase de lamentos
Que la naturaleza trille el recuerdo y florezca en emancipación
Cuando el corazón, deje de latir y el cuerpo frío, a adormecer
La pasión por la vida, se extinguirá rauda y a lo lejos, fenecida
Ya es tarde para rendir cuentas, el alma, empieza a padecer
Volar por los vericuetos del infinito, las tinieblas, arroparán, agradecida
Cuando muera, no quiero flores, ni canto en llanto
Ni lloriqueos, con abrazos cargados de manto
Ni lágrimas lastimeras, por las mejillas, si por fuerza, quiera derramar
Ni golpes de pecho, si su corazón, no supo amar
No quiero saber, que tan bueno era, si por fin, me fui a descansar
En el silencio de las miradas, que tan malo era, ni las súplicas, me hicieron arrodillar
“Quiero irme tranquilo, sabiendo que mis versos
Que vienen de bien adentro de mi pensamiento
Fueron esparcidos, como arenas que lleva el viento
Y a los que las leyeron, algo les quedó, de mi sentimiento
Espero que perduren mis poesías, como el cielo azul, de nuestro firmamento
No importa que mi cuerpo, yace en un sepulcro frío y lóbrego
Y que mi alma, haya partido, a algún lugar del infinito, desconocido”
“Joreman” Jorge Enrique Mantilla – Bucaramanga nov-2013