Magda Castillo

Oda a Mi Amistad Rastrera

     Una mueca sabia viene a mí, al recordar, las veces que mi madre con horror me reprendía:   ¡Niña, asquerosa!   Construyendo poco a poco mi sumisión... de mujer latina  

     Qué pena Madre, que no entendieras... Ya no estás aquí.

     Tal vez, quizás, mi amiga, de vez en cuando, pueda aún disfrutar de tu aroma que casi no recuerdo.

         Recorriendo tu belleza, en la oscuridad de tu tumba, Cubriendo mi necesidad de tí, a veces, urgentemente necesaria.

    ¿Cómo encontrar belleza en la hediondez de ese animal tan...subversivo?  

    Y ríen mis ojos, y ríe mi alma. Mi amor por tí se quedó, agazapado como mi rebeldía.  

    ¡Hemos compartido tanto! Somos cómplices.

         Ahora, comprendo.   Comprendo... Todas las horas que te di , Y me diste,  en mis largos días de soledad infantil , observando tu andar sensual,  sigiloso,  por el rostro de mis muñecas colgadas en la pared .

  Al contemplar el escándalo de tu presencia en la sala mi casa, Apareciendo cuando debías, siempre tan oportuna. Alertándome,  cuidándome de los indeseables...    

A mi mente acuden las imágenes como flashes de tu mensaje cifrado...  

Con el tiempo... ´ He visto, con los ojos que no ven, cómo se mueve la luz entre los albañales.

Mi Hada Madrina, te escribo, para agradecerte, que no te paseas por mi cocina.

Cuánta deferencia, cuánto honor.  

La belleza no es propia de las Misses y el perfume francés,  la pureza de alma no es patrimonio de curas, monjas y beatas, Ni de  Fra Angélicos niños y doncellas celtas.  

Nada supera La humilde plegaria del vagabundo dispuesto a dormir sobre cartones bajo un puente sucio presintiendo la crecida... La risa fácil, espontánea de la loca que se baña desnuda en la plaza pública ante los ojos severos de una multitud que viene y va.  

La inocencia en la mirada de La Vida intentando recordar su pasado de gloria con su morral sucio lleno de sobras de comida.  

La facie aplanada de la niña retardada que ofrece con tesón, estampitas inútiles demensajes cursis   a los metrosexuales arrellanados en  sillas plateadas Art Decó, libando espumante,  exaltando sus atributos. 

La dignidad del anciano olvidado que de sol a sol vende hojas de afeitar en las aceras de las avenidas Guardando así,   Su única posesión  

Pudor más puro que el de la vieja prostituta asediada y rodeada por manos que jamás aprendieron a tocar ni acariciar, para escoger, al final, las que, quizás, puedan ofrecerle una pizca de ternura.  

Sabiduría más grande en la mirada del niño callejero, que no sabe qué es mejor: Si pedir pan o pedir piedra, porque  ya nada importa y Disney World es una quimera   Cuánta conmoción ante los niños de pueblo que van a la escuela, atravesando un abismo en rapel, confiando sus vidas a rolineras gastadas que aman porque son la esperanza de salir del anonimato.  

Dolor más sublime, el de las náuseas de amor de la madre pobre  ante la enfermedad del hijo Y su voluntad sacrílega de lucha por el miedo a perderlo.    

Y allí, siempre, tu oculta presencia, silenciosa, cadenciosa, misteriosa, como narrador de Novela Negra, bailando tus antenas al compás del segundero, luciendo tu traje de seda color Siena, tus ojos negros turmalina brillante,  tu paso rápido para alzar el vuelo, esparciendo tu código secreto.

     Ahora...entiendo, centinela de la oscuridad que absorbe la luz de los desposeídos, a  través de los tiempos de los tiempos. Sometida al capricho de voluntades pueriles de quienes te han negado Y nos han negado  hasta el derecho de sentir. Mi agradecimiento para tí  Es infinito Me has legado el secreto de los alquimistas  

Ahora sé que los fabricantes de insecticidas son los auténticos Perros de la Guerra

Y ríen mis ojos, y ríe mi alma, eres pura proteína

 Ninguna creación humana fríamente calculada podrá destruirte

Tu antídoto,  es nuestra propia miseria    

Imperfecta como soy, amiga

Te digo, te pido, Acuérdate de mí, cuando estés en tu Reino

Y ...espérame en tu trono de Ojo de Tigre, junto a Kafka.