Alcibiades

Alejandrino al fin del trajín

En abrazos vivimos en pompa y alegría,

eran majestuosos albores de las mañanas,

éramos ajenos a todas lastimas vanas

en calor del amor no cabía noche fría.

 

El porvenir nuestro casi el cielo desafía

degusto y bebía la miel de unos labios granas,

gozábamos de todas las delicias humanas

en perfecta armonía pasamos cada día.

 

En aquellos tiempos en dicha total me vieron.

Pero ufano alegre con prontitud expiraron

antes de envejecer, en el florido jardín

 

sin tiempo dejó de florecer las bellas flores.

Ahora sin amor se me acentúan temores

espero que llegue el fin a este largo trajín.

 

El señor de los fierros

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Iniciamos una hermosa novela de amor, hoy solo procuro terminar esa misma historia con honor…