Aquí está mi boca
que se mece en cabellos sueltos,
al aire cual pena
en febril estío.
Ni un coqueto sol
la hizo bailar,
se abotonaba el traje de tedio
coloreando el cielo a escupiduras.
Mi boca anacoreta
jugando a despreciarse,
trazar vuelo a un ruiseñor,
ser un bardo iconoclasta.
Yo no quiero una catarsis,
yo me hundo al porvenir.