Yo no quería enredar en tus manos mi pelo,
No quería, pero quería.
Yo no quería confundir tu mejilla con tus labios,
No quería, pero quería.
Yo no quería tropezar en una frase
Y caer entre tus brazos por descuido,
No quería pero quería.
¿No fui yo acaso, no me ha pasado a mí
Que me enredé en tus manos,
Me quemé con tus labios
Y me morí en tus brazos?
Los llaman torpes, pero son certeros,
Dicen que sin querer,
Y son los más queriendo.
Los guía un ciego que se llama deseo,
Que no ve, pero mira siempre
Con mucho acierto.
Julio Casati