El viento empuja la nube
y ella comienza a correr,
él la sigue, y hasta presume
de tener mayor poder.
la nube es una mujer
que al pasar deja su perfume;
el viento silba, grita, gruñe
y la vuelve a pretender;
y la mansa nube al ver
que en su ruta escapatoria
no puede darse la gloria
de lucir su algodonada blancura
que evidencia la hermosura
con su instinto de mujer,
suelta sus lágrimas con ternura
y ante el viento y su bravura
entonces comienza a llover.
Autor: Alejandro J. Díaz Valero
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Maracaibo, Venezuela