De Gaviota Romero Blandino
Como se siente el pensamiento mío.
Si al recordar los días tan felices,
lloraba al recordar aquellos momentos oportunos.
Paso el tiempo, y el recuerdo tu yo, se fue desvaneciendo
como la niebla misma que asomaba la mañana aquella.
La cosecha que tuvimos, fue mi orgullo, mi alegría.
Al paso de los años he recogido, pequeños frotes
que ya so árboles en este huerto mío.
Tengo el más pequeño de esos frutos
que deleita hoy mi vida ya marchita, da luz
a mis mañanas su alegría, colores a mis tardes.
Y esperanza a mis ilusiones ya perdidas.
¡Qué pena que perdiste ese legado!
Nunca supiste apreciar la vida, tal y cual yo la veía.
Tu vida es triste y solitaria, ahora y no me alegro no,
pues pienso que cómo yo, podría en estos días del otoño,
disfrutar de esos rebrotes tan queridos.