Era una mañana
de un hermoso día,
el sol despertaba,
la luna dormía.
En los matorrales
de aquella alma mía,
besos a raudales
yo sentir creía.
Saltaba y gritaba
y al fin sonreía.
Sentí que volaba
¡dulce algaravía!.
¿Qué es lo que me pasa?
¿por qué la alegría
ha entrado en mi casa?
Nadie respondía.
Abri la ventana
de mi fantasía,
la rosa remprana
sus hojas abría.
¿Me quieres? Te quiero.
Al “lao” de la cama
cantaba un jilguero
una tierna nana.
Sueño placentero,
linda melodía,
¡por poco me muero!
de nuevo dormía.