Te acordarás quizás de aquél viejo alarde
cuando besé tu boca sin respirar acaso,
acaricie entonces muy tenue así tu brazo
postrado sobre mi hombro cuando caía la tarde.
Te acordarás quizás que estando ya desnudo
ya no era extraño susurrarte al oído
palabras incitantes al desatar lento el nudo
de tu prenda más íntima causándote un gemido.
Te acordarás quizás que la luz del foco
apenas alumbraba tu vientre y tu seno
la sombra de mi mano acariciaba poco
tu pezón erecto deseoso y pleno.
Te acordarás quizás que hoy… ya hace un año
que me olvidaste en brazos de otro hombre.
Quiero que seas feliz sin importarme el daño
(porque nada hay escrito lo juro, aunque asombre)
Te acordarás quizás, como yo me he acordado
de tu cuerpo sensual cuando estabas conmigo;
de tu sexo caliente en éxtasis amado
y de aquél adiós que nunca he olvidado
y, de aquella cama que fue nuestro testigo.