Josefina 46

ESTA NOCHE TUVE UN SUEÑO...

Esta noche tuve un sueño

placentero y maravilloso,

si fuera realidad, no más podría

sentir más gozo el alma mía.

 

Me veía de niña

de la mano de mi padre

por una bella playa

descalza caminar.

 

Nuestros pies desnudos

marcaban las huellas

sobre la dorada arena

a orillas del mar.

 

Las olas de espumas blancas

mágicas como las hadas,

como si de un juego se tratara

las volvían a borrar.

 

¡Que ilusión la mía!

¡que felicidad sentía!,

¡que grande y poderosa

me parecía la mar!

 

Conchas de nácar,

piedras de mil colores

mis pequeñas manos

recogían con afán.

 

Para guardar como un tesoro

de más quilates que el oro

en la graciosa halda

de mi vestido de percal.

 

El rumor del agua

con su azul melodía

una bella sinfonía

parecía interpretar.

 

Yo escuchaba embelesada

viendo las bascas navegar

mientras la brisa cálida parecía

susurrar mi nombre al pasar.

 

¡Mi padre en un gesto amoroso

en sus brazos me quiso alzar

y me subió tan alto, tan alto

que las nubes podía yo tocar!

 

Como por una ventana

de entre ellas me asomé

y con gran asombro y regocijo

una bella ciudad divisé.

 

¡Papá estoy viendo Valencia

con su huerta vestida de primavera,

con los naranjos dorados de la rivera

y el verde esmeralda de las palmeras!

 

De pronto con gran sobresalto

de aquel hermoso sueño desperté

aunque en aquella playa todavía,

con las olas de la mar bravía

sigue jugando mi niñez.

 

Y los sueños, sueños son

y se que nunca se harán realidad,

pero esta noche ha querido Dios

que viviera de niña la ansiada felicidad

de sentir de mi padre su abrazo de amor

y contemplar de mi cuna el radiante fulgor.

 

Fina