Y se quedó... así, en silencio...
nada salió de su boca,
ni una sola sílaba...
más tenía esa sensación de plenitud
solo por mirarle las pupilas.
Era como verter miel en el océano
para beber de su fuente infinita.
Era tocar el cielo, al mismo sol con un dedo,
y deshojar en la noche margaritas...
E io ancora amare in questo silenzio.