Cada día, más desdibujado
este canto mío y lejano,
sin rumbo van, ya errantes ya mojadas
las cuerdas de mi guitarra, como pájaros que huyen
de la torrencial cascada de los párpados.
De tu mano ha llegado el sonido de la trilla
con sus dientes acerados recogiendo la mies,
¡Arrasada estoy¡
que falso pabellón ha sido tu palabra,
yo que en tus ojos buscaba el cielo…
¿por qué amor... por qué…
ya no bajan desde el sol pequeños ángeles?
Cuando observes como muere un gorrión
también veras morir mi fe,
como una isla de sal se desvanece...
se aleja de prisa, apagándose
como los faros que me iluminaban.
¿Porqué no te encontré amor … amor de mi alma
aquí a mi lado?
cuando arribó la gran noche sobre mis mañanas.
Tú, como un niño que tiene celos
no has querido entender
el color sincero de mis flores,
¡las translúcidas fuentes
nunca cambiaron la voz , como tu voz¡
Pero que importa yá, si siempre fue igual,
¡Ah!, tal vez algo de ti me he guardado!
tu sonrisa dibujada con mi boca,
cuando al desnudar tus ganas preñé
las horas con mi canto exacto,
con un lenguaje húmedo sobre el verbo de la piel
una lluvia de frutas y colmenas,
un trepidar de nácar y de sal.
Ahora brilla un rio nacido en mis heridas,
seguiré el sonido de sus aguas,
afuera …
Una vieja bestia ya me aguarda.
Alejandrina