Un bosque inanimado de versos brota
de los perdidos rincones subyacentes
do habitan los sentidos, entre
secretos, una lágrima oblícua asoma
del ojo contenido en la pupila.
Un viento, mueve rítmicamente las hojas
y silba una canción desconocida.
Una idea gravita y anota,
en extraños (por ajenos) garabatos, una palabra.
La tierra mullida y esponjosa musita
levemente y sopla y habla
y no grita y la comprendo y llueve,
orvallando sobre un hálito de vida.
La voz, entre el follaje se pierde
y descompone el pensamiento.
¡Oh, locución sin sentimientos!