Queridos Conciudadanos Hondureños:
A un paso de las Elecciones Generales en Honduras, como una simple hondureña decido expresar mi sentir en relación a lo que quiero para mi país. He estado todo este tiempo soportando con fastidio las campañas políticas de todos los presidenciables y sus planillas de candidatos. Nos han tapizado y llenado de basura electoral cada sitio visible de nuestras calles con sus posters retocados para parecer agradables a la vista. En realidad a mí, personalmente, no me importa que tan feos físicamente puedan ser. Lo único que me desagrada es la fealdad ciudadana que muestran en sus actos partidarios y sus oscuras intenciones. Nos han desquiciado con sus encuestas ridículas manipuladas convenientemente para expresar ilusorias preferencias que solo sirven para inflar sus egos políticos y con sus increíbles discursos haciendo promesas que serán incapaces de cumplir porque son simples humanos, no redentores ni superhéroes. Hubiéramos preferido, me parece, posturas más honestas, reconociendo la difícil empresa que están a punto de emprender y que no lograrán enmendar en cuatro años de gobierno. Sanear una economía, restablecer el orden y la seguridad, ir de la mano con las exigencias de un mundo cada vez más competitivo y globalizado, resarcir la paz social, reconciliar la nación empezando por las familias, combatir el hambre, la pobreza, el desempleo, la insalubridad, la escasa educación, las consabidas deficiencias de los sistemas de salud, la protección al medio ambiente, la restauración de valores morales y sociales, son metas altísimas. Sería más fácil lograrlo si la sociedad hondureña no estuviera tan dividida producto de su accionar político mezquino, totalitario y ambicioso. Sería realmente más fácil si de verdad, con absoluta honestidad pretendieran resarcir a toda una nación de viejos y constantes daños que ustedes mismos han provocado durante largo tiempo de manipulación.
Estamos a un paso de ejercer un importante derecho que todos como hondureños pensantes tenemos. El derecho a ejercer el sufragio. El derecho a que nuestra voz, nuestra opinión y nuestro deseo se exprese en un voto. Uno solo. Una única papeleta para expresar nuestra voluntad. Me parece que mis conciudadanos estamos en el acuerdo de que queremos que en el mejor de los casos, esa voluntad cívica se respete a cabalidad. Absténganse de hacer con nuestros votos triquiñuelas para posicionarse en el poder. Si lo hacen, lo cual creemos posible, podrán ocupar la silla presidencial, o un curul y desde ahí desgraciarnos la vida como país, pues quienes utilizan actos fraudulentos para conseguir sus objetivos, no prometen nada bueno en pro del desarrollo de un pueblo que se levanta todos los días con la esperanza de un mejor país. Pero si lo hacen, sepan que pesará sobre sus conciencias y no podrán dormir tranquilamente por más comodidades que consigan con sus puestecillos sufragados con dolor y lágrimas con el esfuerzo de todos los hondureños. Estamos más que hartos de todos ustedes, de unos más que otros. A decir verdad, esta vez, será muy difícil escoger un Presidente para esta nación porque sus perfiles dejan mucho que desear. Sin embargo, al menos electoralmente, creo que ya tengo definida, finalmente y casi en el último momento mi intención de voto. Qué Dios ilumine mi capacidad de discernimiento este 24 de noviembre, que no me tiemble la mano al momento de marcar la papeleta, y que el pánico no se apodere de mí para no botar mi voto en un silencioso grito nulo sin pena ni gloria, que solo reflejaría mi propia cobardía.
No puedo ignorar el hecho de que hondureños somos todos. Cada quien en su puesto, en su metro cuadrado podemos hacer de este un mejor país. Ya no confiamos en los gobiernos, pues todos en pequeña o gran medida han dado muestras de su inoperancia, pero hondureños somos todos, cada uno con su trabajo, con su inteligencia, con su educación aprendida o con su sentido común. Todavía podemos confiar en nuestra propia habilidad y capacidad para hacer las cosas de la mejor manera. En lo poco o en lo mucho. Sin dependencias ni enajenación política, sino como simples hondureños… padres, hijos, hermanos, compañeros, vecinos o amigos… lo mejor que esté al alcance de nuestras escasas posibilidades. Honduras no será nunca grande dependiendo del color del partido que la gobierne. Honduras simplemente será grande con la mejor intención y la mejor voluntad de todos y cada uno de los hondureños que habitamos este territorio. No está en manos de los gobernantes sacarnos del subdesarrollo, ni de la pobreza, ni de la mediocridad. Está en nuestro accionar. En las posibilidades de las 24 horas del día que Dios nos concede. En el rescate de nuestros valores íntimos y personales. En nuestro trabajo honrado y esforzado. En nuestra conducta recta y honesta. En la fidelidad a los mejores principios. En la negación a todo lo que menoscabe nuestra integridad física y moral. Honduras es y será grande por la grandeza de los hondureños sin importar su bandera política. No permitamos que sean los gobernantes los que gobiernen nuestra verdadera esencia de hondureños. No permitamos que nos dividan ni que nos lleven a la enemistad. Enseñémosles a ellos a gobernar con atino, pues depende de nosotros otorgarles el privilegio de dirigir nuestra nación y dependerá de nosotros el exigirles su mejor desempeño. Tiemblen presidenciables! Sepan que no será fácil para ustedes y que el ojo público estará encima de sus existencias reclamando los resultados de su gestión. Tiemblen y pónganse en manos de Dios porque los hondureños podremos sobrevivir o fenecer con nuestras miserias, pero Dios no olvidará sus buenas o malas intenciones. Acudamos todos los que tenemos la posibilidad a las urnas este 24 de noviembre, a reclamar nuestro legítimo derecho de expresar nuestra voluntad ciudadana. Acudamos como buenos hijos de Honduras, en paz, sin violencia, sin actitudes enfermizas. Acudamos simplemente como los buenos hondureños que todavía somos.
Cotita
Noviembre, 2013