La luminosidad del Sol llegó hace rato, y éste se encuentra brillando,
iluminando el alma de la doncella, que está danzando,
entregándole afecto y Amor a la Tierra, cantando.
La dama encuentra un lago, y una bandada de pajaros pasa volando,
transmitiéndole el regalo de la Tierra, en coloridos cantos.
Aceptando lo ya entregado, la dama de rosa se funde en el lago,
en sus aguas puras y cristalinas, que la envuelven en un manto de energía.
Una vez fuera, la doncella seca con ayuda del viento,
a sus húmedos cabellos, eliminando a través de él, toda impureza en su cuerpo.
Con sus manos, la dama de rosa toca a la Tierra,
cárgandose de su energía, limpia y fresca,
para que luego pueda sanar, a través de éstas.
Le agradece todo lo enviado, más también que la ha ayudado,
a sanar su interior, y las heridas de su corazón.
Ahora la damisela, decide cargarse de la luz del Sol,
pues de éste pronto se despediría,
al llegar la Luna con su energía femenina.
La oscuridad ahora habita el cielo, y las estrellas titilan ante sus ojos,
mientras los totem de poder, lentamente se acercan a ella, para entregarle mensajes,
de la madre naturaleza, que desea que su conexión con ella crezca y crezca.
Un buho se posa en un árbol, y la dama lo puede observar,
y al haber un cruce de miradas, chispas de poder comienzan a brotar.
La dama deleitada, se funde en la noche y sus componentes,
deseando que su evolución nunca cese. Ahora está mirando el cielo... y agradece,
pues nunca antes pudo concebir, que la felicidad siempre estuvo a su alcanze,
pero ahora... aquí y ahora, podía verla.