Este país que habito desolado,
donde los perros se comen las longanizas
con que pretenden algunos sean atados.
Estos yugos fingidos mueven a risa
y asombro y pavor a los foráneos.
Aquí fue la patria de la picaresca
y el solar primigenio del Dios-Caco.
Hoy por hoy, no tienen ausencias
ni la una ni el otro, ambos vigentes,
y actualizados con los tiempos.
No temas los envites de los jueces,
que todo se vuelve huero,
si coges y sales corriendo
regando bien los dineros.
Ya lo dijo don Francisco:
¡Es poderoso el caballero!