Cuando la soledad
me muestre el desierto
y de nada ni nadie
pueda recibir consuelo,
aparecerá una nueva Luz
descendiendo,
al final del oscuro
túnel del sufrimiento
llenando mi cáliz
de amor ardiendo.
Tengo por amigo sólo
este preciso momento,
en medio
de la eternidad del tiempo,
el milagro que acontece
en el abismo del precipicio,
que te hace volar libre
como un pajarillo.
Ya no busco guía,
consuelo ni consejos,
me dejo llevar por el flujo
que hace mover al viento.
Ser libre a veces asusta,
no encuentro en la tierra,
un suelo donde apoyar mi peso.
No lucho contra las sombras,
sin ellas no podría ver
esa hermosa Luz,
esperando materializarse
en un cuerpo
atormentado pero vacío,
al amor abierto.
Gracias, mí querido Universo
por existir más allá
de los opuestos,
de la verdad o la mentira,
de la libertad o el miedo.