¿Por qué, Dios, no he podido soportar
Que la ambición te trate de vender,
Que te digan que debemos creer
En lo que ellos quieren promocionar?
Y lo que quieren sólo es procurar
La divisas de engañoso vender;
¿Por qué no he podido al fin comprender
Que ellos han nacido para engañar?
Yo no acepto tanta prostitución;
Adorar ciegos un becerro de oro,
Abusar de la torpe explotación,
Mentir y mentir sin ningún decoro;
Seres que ya han perdido la razón:
Por no dejar mermar fatuo tesoro…