Quiero verte en mi pradera cuando el sol ya no arde,
pisemos descalzos el recién movido suelo
bajo una guirnalda de pájaros en el cielo,
después tomaremos té a las cinco de la tarde.
Sepas, tomo tu mano y dejo de ser cobarde,
pues con la tuya la mía encuentra nuevo anhelo.
Nuestra armonía es como la de un pájaro en vuelo,
el amor que nos comulgamos que Dios nos guarde.
Tu sonrisa es la de niña en mi imaginación
el sueño mío nace a la luz con ilusión
con alegría siempre volamos de la mano.
La dimensión paralela unido hicimos una,
sin nave por más miel, nos vamos hasta la luna.
Tu floreciente primavera vivo en verano.
El señor de los fierros
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Los poemas míos ya no vuelan sin razón, ahora son voces de niños, aún en mi imaginación…