MILONGA CAMPERA PARA LA GUITARRA.
La noche del sábado ya está alejada
...y muy entrado el domingo...
el Sol está amagando con su llegada.
A falta de gente sobran las cucarachas
en la pulperia del rancho pampero...
que tiene en el techo un lucero
y lo picotean los agujeros
como estrellas del cielo.
En el silencio que presagia el alba
esta como tristón el patio...
hay pocos parroquianos en el bolichon,
que vinieron por una copa,
pero se les hizo larga la ocasión
y afuera aguantan los matungos
con cojinillo y cinchón.
Hay dos buenos pingos atados
en el palo del crucero,
...un ruano y un overo,
..y que lucen buen apero y compadron
y a sus criollos pelajes los baña
la luz nueva del lucero.
Es el momento mas quieto
de ese llano misterioso
cuyo seno silencioso...
se rompe con el canto del gallo
y con el trinar delicioso del jilguero
y de mil cantos armoniosos.
La pulperia es un rancho viejo
que vio malones y peleas
y va desapareciendo
como las cosas en el tiempo
igual que la vela que se esta derritiendo.
En las dos puntas del mostrador
desde hace largo rato,
hay dos paisanos forasteros
que se miran con recelo.
Y se ve por lo curtidos,
que han recibido en sus ásperas vidas...
en el pelo y en sus frentes...de noche y de dia,
de la tempetad la batida.
Uno es medio moreno...
los pelos ala de cuervo,
piel de bronce,
y un abismo en los ojos renegridos.
Su madre guaraní...
y su padre un gringo de Inglaterra.
Trae el hombre en sus venas
por cruza,
mil generaciones de esta tierra.
La piel atezada y bien plantado
viene cabalgando en el ruano.
Calza bota de cuero fino,
usa corralera con monedas
y debajo del sombrero
lleva vincha colorada.
El otro gaucho es por lo rubio, polaco...
y lo crio la madre,
que fue flor y ornato del lupanar
y al igual que el moreno,
no parece hombre de arriar.
Tiene la mirada celeste,
fuerte y aguda...
y en el patio lo espera el overo
que es el amigo sincero
para su buena fortuna,
entre tanta distancia y Luna.
No luce divisa alguna,
pero tiene mil ganadas y perdidas
entre revoluciones
y montoneras.
Siendo hombres de armas tomar
y de largo cabalgar,
ambos salieron a desafiar la vida...
con las estrellas, la Luna y el Sol...
peleando por bandera dividida...
sin saber la causa todavia.
Y siendo la causa cualquiera...
los dos fueron grandeza, sal y tempestad...
fueron lanza y fueron inmensidad,
fueron laguna...arroyo... y chaparrón...
se hicieron cielo, hornero...y facón...
...¡Pero tiene agachadas el tiempo!...
y en el momento menos pensado,
cambia la baraja el rumbo de la suerte
y se vuelve debil el mas fuerte.
El destino cruzo en sus vidas
como una maldición
las trensas renegridas
de una ingrata sin corazón.
Se vuelve tonto el hombre
en alguna ocasión,
y por voluntad de los celos
lo pierde la ciega pasión.
...¡Como un estampido en el silencio!...
se oye un grito de repente...
...que suena como un desafio de odio prepotente...
...le dice el moreno...
-Tómese la ultima copa de su vida, esta invitado...
tengo para usted el filo de mi daga...
-Y como lo tengo mal metido en el alma,
lo hare con odio y con calma.
...y el otro responde...
-No tomo solo compadre...
...yo brindo por su puta madre...
-y le ofrezco también el último trago...
-...pronto por mi mano quedara boqueando,
el que me esta desafiando.
De pronto es una sola cosa...
enroscarse el poncho en la mano
darle para adelante punta y talón
y comulgar en la misa ereje del facón.
Alrrededor del candil para alumbrarse,
van y vienen las cuchilladas,
y como para no encandilarse
buscan no tener la luz de frente.
Se fue el silencio...
...y todo se vuelve estallidos...
son gritos y juramentos,
que Mitre que Alsina...
que unitarios o federales...
que crudos y cocidos.
Un anciano dicharachero y con saber,
ligero por viejo y por Lucifer...
dice, para mi acá no hay politica...
¡Que me lleve el diablo si esto no es cosa de mujer!.
El pulpero ni pestañea,
tuerce el cogote
igualito que un búho
y con los ojos como huevo duro
espera lo que se viene.
Siente del recelo el regusto
porque nunca ha sido
sonso el miedo.
Sigue el entrevero...
los dos brincan como liebres
y aletean como gallos en la pelea.
Son como fantasmas
las sombras que bailan
a la luz del farol
y cada uno tira su puntazo.
Otra vez juega el destino
con los dos cuchilleros...
los dos tiran la puñalada
por los mismos agujeros.
Salen dos chorros de sangre
y dos corazones se parten en la atropellada.
Enterada la perversa del suceso
del doble deceso,
con sonrisa vanidosa
a otro gaucho halago con su beso
y le ofrecio las negras trenzas.
Paso la leyenda de este duelo,
de generación en generación...
y los payadores siempre cantaron,
de la malvada,
esta fiera y cobarde traicìón,
y destacaron el coraje
de la lealtad y el facón.
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juan maria