Héctor(micorazón)

Travesía

Ni el viento que arremete y no se frena,

ni el crujir de cubierta que se encharca,

ni el ruido de las olas en cadena,

ni el miedo que de súbito se embarca,

 

Ni el cielo que me llueve y que me truena,

ni el áspero timón que deja marca,

ni el sátiro cantar de las sirenas,

ni el ímpetu del mar sobre mi barca.

 

Harán que deje yo la travesía,

o que naufrague en la desesperanza,

por no alcanzar la costa todavía.

 

Si después de la tormenta hay bonanza,

y si el sol aparece al nuevo día,

no hay razón para perder la esperanza.