luismaria

EL JUEGO UNIGÉNITO

Pensando en lo afímero de las cosas,

los ojos en blanco y el alma adormecida,

miré por un instante el cuerpo de mi amiga,

tan lozana hoy - ¡ay, carne corrompida! -;

mañana será pura carroña.

Este sexo de ansias humedecidas,

suave al tacto de mi mano, piel libidinosa,

para el plan preconcebido uncida,

como tela de araña - trampa natural -

tan esponjosa, que se me enciende el deseo en la mirada,

sediento ya, otra vez, apenas la sed calmada.