Serás más vieja que Maricastaña
cuando yo
- matusalénico amante -
te quiera
- de algún modo -
todavía
como en aquel inicio de lo nuestro.
Tendré más arrugas
que axila de galápago
- y tanta agilidad de movimientos
pero tú
todavía
me verás tan hermoso
como nunca habré sido.
Todavía serán nuestra hazaña
las minucias
presupuestales
de día día
de mes a mes
- aunque la cuota del servicio fúnebre
perderá de minuto en minuto
su mera condición pevisional -
pero seremos puros y pefectos cuando corresponda
y el nombre del otro en la boca
será sonoro y significativo.
Nos sonreiremos
con postiza blancura perfecta.
Como siempre
tendremos vírgenes las ganas
de hincarle diente juntos
a la maravilla.