Las ramas de los árboles dormían
bajo un manto blanco que
las cubrían con ternura ,
otorgándoles la humedad
que necesitarían para cuando
estos gallardos árboles
despertaran en la siguiente
estación y el verdor volviera
a reinar aquí en el bosque y
allá en el valle dando paso
al agua que se deslizaría
nuevamente alimentando
la tierra , dejando a esta
con los ojos bien abiertos
para acariciar con su arrullar
a todas las criaturas
que volverían a retozar
con sus crías en todos los
rincones y el canto del palpitar
de la vida corriera con alegría
en todas direcciones ,
observando todo esto
y lo que dejo de narrar
se abrió un cielo
inifinitamente limpio ,
acariciando con la luz
cálida del padre
astro que sonreía
con mi presencia
que daba gracias
por ser mensajero
de esta grandeza .