Cuando ellos caminan sin retornar
en la eterna morada de los dioses,
ellos sabrán de tú valor y hombría
en Valle frondoso de su eternidad,
allí reposan los hijos de Cantabria
fundidos con esta eterna gratitud,
las cenizas serán tierras pujantes
que alimenten encinas y castaños,
el viento al pasar entre sus ramas
con esa música aliviaran su llanto.
Ninguna vez ocupó Roma su alma
donde late el sentir de ese pueblo,
batalló con una soberbia poderosa
hacía la luz de la nueva esperanza
entre la ruta eterna de tus montes
con el futuro que tú poder alcanza,
goza de otros aduladores su César
regios romanos, ¿Cuantos fueron?
Casio Dion Floro Italico y Estrabon
relatan con asombro de Cantabria.
Mientras todos adulaban su César
en su morada de muerte de Eneas,
las vestales lloraban su amargura
por esa sangre Romana esparcida,
Bálano tomó sus riendas al pueblo
integran ese inescrutable convivir,
una muralla de su nueva Cantabria
Bálano el que se irradiaba con ella,
cuando entre el verdor del bosque
las águilas abrazaban esa quietud.
Nebriza y Mensa sollozan la noche
embutidas en sus pieles sagradas,
Porcio y Manda caminan hacía ella
llevando con gran orgullo y fiereza,
esos viejos estandartes de guerras
el César obligado les ofreció la paz,
Bálano dio fe y un César su palabra
Cantabria orgullosa de los pueblos,
envolvía con su verde exuberancia
su confianza egregia de esplendor.
--- FINAL ---
Autor:
Críspulo Cortés Cortés
El Hombre de la Rosa.
25 de noviembre 2013