“Dar vuelta la hoja...”
(nunca entendí ese dicho)
o mejor dicho, nunca lo conseguí.
Tal vez por una razón de economía,
siempre luché hasta el fin
(¡que ironía!, ¡tontería mía... igual perdí!)
Hoy, otra vez, como tantas veces
lo hago...
otra vez llegó el mañana que esperaba,
¡estrago!... ¡resaca!...
¡tanto pelear para nada!
Cual calesita...
historia que, de tanto ser leída,
ya no se recuerda cuándo
ni por quien fue primeramente escrita.
Cual playa de naufragio
colmada de restos sin vida,
en mi aterida vida mariposa,
(rosa cortada y olvidada,
árbol que ha recibido un rayo),
la impotencia, en el poder
se vuelve realidad... y callo.
Desprecio, desvalorización, ausencia... olvido,
tiempo que no se acaba y todavía queda más
para volver a vivir lo ya vivido.
Acostumbrado a sufrir,
el padecer es mi resabio,
y hasta parece mi cara sonreír
por la mueca de mis labios...
Nuevamente el blanco del futuro,
nuevamente el negro del pasado,
sólo la novedad del más maduro
tiempo de duelo elaborado...
No voy a morir, no otra vez,
dos veces no se puede... menos tres;
si ya morí en el pasado
(tanto hace que no recuerdo cuándo),
no sé ahora de que cosa
ni en razón de qué, estoy hablando...
Pero igual nomás...(ya que es ineludible),
volveré a empezar y lucharé, hasta...
¡hasta que Alguien diga basta!
Y tú, mi rebelde alma: ¡Calla!