Me acompañaste en todos los momentos,
alentándome con versos y sonetos,
eso el corazón nunca lo olvida,
aunque ahora estés en otra vida.
Sin imaginar que estaba cerca tu partida,
no hubo tiempo del adiós, ni despedida,
en mi alma se abrió grande la herida,
privándome de tu presencia yo sufría.
Sabiendo que jamás yo te vería
se quedó sembrado el sentimiento,
estallando desde el fondo de mi alma
el volcán de mis angustias y lamentos.
Hoy no estás con tus amigos en el foro,
el vacío que dejaste no se llena,
al Dios supremo su piedad imploro
que pronto pueda calmarse esta pena.
Allá en la inmensidad que llaman cielo
tú sigues escribiendo los poemas,
enviándonos mensajes de consuelo
que plasmas en las nubes, con tus yemas.
Aunque mis ojos se enturbien con el llanto
estaré todo el tiempo recordando…
¡Qué fuiste el mejor de los amigos
Y, que amigos como tú no hay tantos!
Felina