Ella había intentado reemplazarlo. Él también se disfrazó de ella. Tanto. Que sus cuerpos escondían escaleras.
Para él siempre eran las nueve. Ella en cambio, se había acostumbrado mejor a Noviembre.
Desde entonces sólo saben respirar a través de lo que el cuerpo oculta. Porque cuando llegó Noviembre, a las nueve empezó la lluvia.