De tu llama en la ceniza ardo yo,
quizá lo piensas, lo piensas quizá,
¿será cierto? ¿qué tan cierto será?
¿la fuente de mis ojos la apagó?.
Tiempo ha que no dices ni un sí, ni un no,
lo sabes, sí, quizá lo sabes ya,
de que hoy, mañana y siempre seguirá,
ardiendo más que cuando se encendió.
Por eso no me inquieta tanto cuando
solo sale el sentido y se desvela;
si está tu mismo fuego provocando.
Estoy fundido en sus cabellos rojos,
derretido ya cual cera en la vela,
cautivo a voluntad de tus antojos.