Se acerca la noche.
Todo es calma.
Ha cesado la lluvia.
Hace calor.
Escucho música,
que inunda mi alma
de regocijo y placer espiritual...
Mi mente hace un racconto
de mi pasado de éxitos
y también de fracasos...
los que he superado
a través de la aceptación
que debo tener...
para no sufrir por ellos...
los fracasos...
Existe en mí la esperanza,
está presente la luz de Jesús,
mañana ha de ser otro día...
Ahora tengo la música,
te tengo a ti...
¡qué más puedo pedir!...
mi juventud pasó...
ahora, con mis años,
solo el presente vivo...
El pasado, pasó...
Debo vivir éste, mi presente...
Doy a Dios gracias
por seguir existiendo,
y sobre todas las cosas,
porque tengo tu presencia...
No me abandonas,
me haces creer
que en todo lo que vivo,
no estoy solo en la vida...
Amo la soledad,
la lluvia, la música...
pero en mi soledad
estás tú presente...
La música, tu presencia,
y también mi llanto,
que trato que trato de contenerlo,
pero no puedo...
es una descarga emocional
que me libera las angustias
que suelo tener en el alma...
maravillosa música,
sublime tu presencia,
gracias llanto por tenerte...
Forman parte de mi vida,
no me abandonen,
porque ustedes me dan aliento,
aunque tenga que desahogar
mi alma con un llanto...
Derechos reservados del autor(Hugo Emilio Ocanto - 27/11/2013)